Banksy ha vuelto a hacer una de las suyas, congregando a un buen número de graffiteros en un túnel de Londres. Aunque ni siquiera lo haya dicho (Banksy es bastante más sutil que todo eso) representa un anticipo a la primera exposición de street art que va a celebrarse dentro de un museo y que se podrá ver a partir del día 28 en el Tate Modern.
Representantes de Banksy alquilaron el túnel a la empresa Eurostar. Y en la convocatoria advertía al resto de graffiteros de que podrían ser perseguidos tras el evento, ya que las pintadas iban a a realizarse sin permiso. Pero Eurostar ha decidido que no sólo no las va a borrar (como preveía el graffiti de abajo, obra de Banksy), sino que además abrirá el túnel al público. No me digáis que esta no es otra "historia maravillosa" para una marca.



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