Posiblemente las críticas palabras del Kasparov habría pasado desapercibida para los medios, de no ser por este artefacto.
Una gran acción táctica. ¿De algún equipo de Relaciones Públicas del propio ajedrecista?, ¿de alguien que está de acuerdo con sus planteamientos políticos? de alguien que intentó ridiculizarle y le salió el tiro por la culata? ¿de un gracioso que no sabía lo que hacía? Sea como sea, resulta divertido que un pene volador consiga multiplicar la repercusión de las palabras de un orador.
Me lo ha pasado Enric Juve, que lo leyó en La Vanguardia
jueves, 22 de mayo de 2008
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