Ya de por sí, la subasta era una acción merecedora de muchas conversaciones. Tanto en la calle como en los blogs (que son también generadores de conversaciones), e incluso en prensa escrita. Que yo haya visto, por lo menos en la revista Esquire.
Pero es que las pujas superaron los 10 millones de €. Más motivos para hablar. Unos diciendo que “la gente está muy mal" para hacer esa locura, otros que “eso lo han trucado ellos”, bla, bla bla,… Incluso alguien (¿?) ha creado un blog para narrar su aventura para conseguirla.
El caso es que Bacardi (o más bien su agencia de publicidad) consiguió que se hablase aún más de ello aún más, tras ser cancelada la puja. Seguramente, ellos mismos inflaron la puja desde distintos oredenadores y después, en el momento justo, incumplieron alguna norma de eBay para que fuese cancelada. Nada fortuito. Esto es un guión genial de una historia.
Durante varios días, no se supo nada más. Y ayer, en su website, explicaban el punto de giro: “¿Puede ponerse precio a la libertad?”. Según dicen, hay “una manera de conseguirla más fiel y equitativa”.
El 13 de febrero acaba esta gran película (o continuará…).
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